Estilos de muebles para tu espacio
Limitar el nº de estilos
Mezclar estilos decorativos es una buena idea, siempre que lo hagamos con cabeza. Si elegimos un número demasiado amplio de estilos será más difícil combinar los elementos para que quede un espacio coherente y acogedor. Lo mejor es ceñirse a dos estilos de decoración (tres, como máximo) para combinarlos en los espacios de nuestra casa con un buen resultado.
Dar más peso a uno
Para tener una referencia sobre cómo combinar los diferentes estilos que vamos a utilizar para decorar, conviene atenerse a la regla del 80/20. Esto implica apostar por un estilo como principal para decorar con él el 80% del espacio, mientras que el 20% restante, corresponderá a elementos del otro estilo (si hemos elegido dos).
¿Cómo podemos cumplir esta proporción en la práctica? Una idea puede ser dejar los muebles y elementos de mayor tamaño para el estilo principal y apostar por elementos decorativos de menos volumen y peso para el estilo secundario: lámparas, marcos, textiles, etc.
Elegir una paleta de color
Igual que sucede con el número de estilos, la paleta de colores a combinar ha de ser limitada para que todo tenga cierta coherencia y armonía. Así, utilizando un par de tonos dominantes será más sencillo combinar muebles y objetos decorativos de diferente naturaleza y estilo. De lo contrario, resultaría caótico.
La idea es que el color permita dar cierta uniformidad a una decoración a base de elementos de diferentes estilos como la que nos interesa. Aunque ello no significa que debamos renunciar a cualquier elemento decorativo cuyo color se salga de esa paleta dominante. Sino que debe ser parte de la mezcla de estilos que buscamos.
Así, siempre podemos incluir tonos que contrasten mediante elementos concretos que no tengan demasiado peso visual: cuadros, cojines, figuras decorativas, velas, etc.
Además, utilizar tonos neutros en las paredes nos facilitará la tarea de conseguir que todo el conjunto funcione con la mezcla de estilos.
Compensar las proporciones
Aunque emparejes elementos diferentes, en el conjunto han de tener el mismo peso para que haya una proporción visual, un equilibrio. Si son sillas, habrán de tener una altura parecida: si se trata de alfombras, unas dimensiones similares; si son lamparillas de mesita, lo mismo, etc. Aún siendo piezas de diferentes estilos o categorías deben dialogar entre sí para crear combinaciones armoniosas.
Por ejemplo, una pared con una estantería puede compensarse por otra con una combinación de cuadros. Una mesita de rincón puede equivaler a una planta con maceta. Y así, sucesivamente.
Mezclar en un mismo espacio
No los separes por habitaciones o rincones, ya que parecerá que no es intencionado. Lo suyo es combinar piezas de diferentes estilos en el mismo espacio para que la mezcla cobre sentido y cree el ambiente decorativo que buscamos.
Huir de los conjuntos
En una casa decorada con una mezcla de estilos, además debemos huir de los muebles y elementos a juego. Por ejemplo, en un dormitorio, en vez de recurrir a mesitas de noche y lamparillas a juego, lo ideal es combinar diferentes tipos, aunque con proporciones similares y características que dialoguen entre sí.
Lo mismo sucede con todo tipo de elementos, desde los de mayor volumen (cómodas, estanterías, mesas, vitrinas, aparadores, etc.) a los menores (lámparas, cuadros y marcos, baldas, sillas, etc.), pasando por los textiles (cojines, alfombras, mantas, etc.)
Evitar la saturación
Una de las claves para combinar muebles y objetos decorativos de diferentes estilos es evitar la saturación del espacio con muchos elementos. La «limpieza» visual será clave para conseguir que todo funcione en armonía cuando empleamos diferentes estilos de decoración.